Cuando me ocurre abismarme así es porque no hay más lugar para mí en ninguna parte, ni siquiera en la muerte. La imagen del otro -a la que me adhería, de la que vivía- ya no existe; tan pronto es una catástrofe (fútil) la que parece alejarla para siempre, tan pronto es una felicidad excesiva la que me hace reencontrarla; de todas maneras separado disuelto, no soy acogido en ninguna parte en ninguna parte; enfrente, ni yo, ni tú, ni la muerte ni nadie más a quien hablar..."
(Barthes: Fragmentos de un Discurso Amoroso)
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