27 de noviembre de 2011

Vos sos eso.

Dejé de ser la chica que escucha Arjona. Dejé de ser la que sabe todo lo que pasa en Colón o en el fútbol argentino. El problema es que no se muy bien quién soy ahora ¿Soy la que hace radio? ¿Qué escucho? ¿Qué me define? ¿La gente te encasilla o uno se encasilla? Las etiquetas son molestas, limitan. Es curioso, lo que todos sabían de mi era que me gustaba Arjona y que era hincha de Colón y yo estaba conforme con eso. La gente me recordaba de esa manera, creo que lo seguirán haciendo eternamente aunque yo ya no sienta lo mismo por esos dos amores. Es extraña la sensación de perder lo que uno creía seguro y eterno. Siempre que alguien me cuestionaba el amor hacia estas dos "cosas", cuando la persona me interesaba, me detenía a explicar que era lo único incondicional que tenía. Sobre todo Colón. La cancha va a estar ahí, aunque yo me enoje, aunque Colón pierda, aunque odie a la dirigencia o a los jugadores, la gente va a seguir yendo. En mayor o menor medida, la gente va. Eso es incondicional, eso es seguro,la cancha es mi lugar seguro. Mi lugar en el mundo. Y eso no va a cambiar nunca, pero ya no estoy pendiente de la formación, del puterio de los vestuarios y de todas esas cosas que me importaban antes. Yo me despertaba y no leía el diario. Leía noticias de Colón. Sabía TODO lo que pasaba. Y salir de ese lugar se siente raro, ya no me siento esa chica. Me incomoda que me sigan vinculando con eso. Siempre incomodó. Siempre fui más que "la chica que sabe de fútbol" o la que "escucha arjona". Eso no era lo único que había. Si, eso era parte de este todo que soy, pero atras de esa fachada está la minita que escribe acá, la que ve una comedia romántica y llora aunque ya sepa que va a pasar en el final. La que gusta de viajar, de tomar mates, de irse lejos un poco, con música, un libro y todo eso que no los dejo ver, porque eligen quedarse con la otra parte. O porque no se toman el tiempo para quedarse acá  y llegar hasta ésta minita que también soy yo. Parece que necesitamos etiquetar, separar, clasificar.Todos lo hacemos. El que se droga es de determinada manera, el que escucha tal o cual música se comporta así, el que toma cerveza, gancia o fernet, el que no toma y así somos.
Deberíamos aprender a mirar un poco más allá de las cosas que nos gustan y nos definen, muchas veces, las diferencias están buenas.

14 de noviembre de 2011

Utopías

Me frustra estudiar algo que se que no me va a dar de comer el día de mañana. Es lo que me gusta ¿Y con eso debería alcanzarme, no? Pero no es suficiente. Amaría vivir de la radio, pero es imposible. No soy pesimista, es la realidad. Se necesita un talento que no tengo y eso no se compra ni se alquila.
Me parece que más allá de que te guste la carrera que estudias, uno busca recibirse y ganar plata. Lo que me pasa es que siento la radio como un hobbie y no me gusta. Me hace mal saber que estudié tres años para terminar laburando de loquesea y que voy a hacer radio en mi tiempo libre (si es que tengo) por placer.
El mundo de la radio es mágico. Suena a cursileria pero yo entro a un estudio y me siento un poquito más segura, menos tímida y hasta importante. Algunas de esas cosas que me faltan en la cotidianidad, aparece cuando tengo un micrófono delante.Es increíble que alguien esté del otro lado, prestando atención a lo que esta boluda dice. Que no me vean y seguir siendo yo. Más fuerte, más cómoda. Distinta. Afuera soy tímida, me cuesta relacionarme. Y cuando digo que me cuesta relacionarme no digo que no hable con nadie, que no tenga amigos o que sea una freak solitaria. Pienso en esa gente simpática y extrovertida que habla con cualquiera por la calle, sin verguenza, ni complejos y es algo que yo no tengo. 

Es raro escucharse, es normal que mi voz me parezca fea, o común,  pero a la gente le gusta. O eso es lo que dicen, calculo que es lo que importa, más allá de mis complejos.
Muchas veces se trabaja por la guita, haciendo cosas que no nos gustan. Creo que el sueño de cualquier locutor es que le digan: "Veni y hace con este espacio lo que quieras". Es difícil de alcanzar eso,  salvo que seas alguien con mucha trayectoria. No creo que nadie le imponga a Lalo, Dolina o la Negra que es lo que tienen que hacer al aire, porque son una marca registrada. Yo tengo eso ahora, no me pagan, pero hago lo que me gusta. No me pagan con plata, porque en realidad es un mimo gigante que alguien de la nada me venga a decir cosas como : "Me cagué de risa con el programa", "Me encanta lo que hacés", "Que linda voz". Salgo al aire haciendo algo que me divierte y se siente bien, más allá de la devolución o no que haga la gente. Pero sigo pensando en el futuro, en que voy a tener que dejar de hacer radio porque voy a necesitar laburar de algo que no me haga feliz, para poder independizarme comer, vestirme, etc.
No sé si sentirme una asesina de sueños, si soy demasiado realista o estoy muy equivocada, pero me pasa esto y tengo que vomitarlo en algún lado.

6 de noviembre de 2011

Todo al revés

Mis Sábados están disfrazados de Domingos y mis Domingos no saben muy bien como portarse.
Ayer me la pasé durmiendo, me levanté a merendar y salí a cenar con amigas. Es difícil describir la viejachotez que nos inunda a este grupo de veintidosañeras (si, ya inventé dos palabras en una misma oración). Es el culto a la soltería que salgamos a comer juntas un sábado a la noche. El lugar estaba lleno de parejas y familias y ahí estábamos las tres. Mucha mala onda, poca cerveza y bastante comida. Disfrutamos de charlar,quejarnos, odiar y criticar en grupo. Para que más o menos se den una idea, la conversación llegó hasta: "Yo sé que si me muero, mucha gente iría a mi funeral", obviamente no lo dije yo. Por supuesto, después de comer, nos vimos obligada a coronar la noche de ancianas con un helado. Es curioso que siempre que salimos a comer a ese restaurante hay tres señoras grandes, de edad no de actitud como nosotras, en las que nos vemos reflejadas. Nos faltan un par de años, la actitud y las quejas sin duda las vamos a conservar.
Que milagro que vengan por acá. No tengo humildes obsequios.